Miel de abejas, el manjar de los dioses
La abeja obrera, volando de flor en flor, succiona el néctar con su larga lengua tubular. Al ingresar para ser almacenado en el buche de la abeja, el néctar entra en contacto con una enzima llamada invertasa, la cual ayuda a romper las moléculas de sacarosa del fluido, que es básicamente agua azucarada, convirtiéndolas en azúcares más simples, como la fructuosa y glucosa. La fructuosa es el azúcar que tienen las frutas. Al llegar la abeja a la colmena, vomita el fluido dentro de la boca de otra obrera, la cual a su vez lo almacena en su buche y ahí continúa el ataque enzimático. Hasta este momento, el néctar recién regurgitado, sigue siendo muy acuoso con un contenido de humedad del 70%. Para remover toda esa agua que sobra, la abeja alarga su trompa y saca una gota exponiéndola durante unos segundos al aire, luego la vuelve a guardar y de nuevo la vuelve a sacar, repitiendo el procedimiento entre unas ochenta y noventa veces. A continuación la abeja introduce la gota dentr...