Miel de abejas, el manjar de los dioses


La abeja obrera, volando de flor en flor, succiona el néctar con su larga lengua tubular. Al ingresar para ser almacenado en el buche de la abeja, el néctar entra en contacto con una enzima llamada invertasa, la cual ayuda a romper las moléculas de sacarosa del fluido, que es básicamente agua azucarada, convirtiéndolas en azúcares más simples, como la fructuosa y glucosa. La fructuosa es el azúcar que tienen las frutas.

Al llegar la abeja a la colmena, vomita el fluido dentro de la boca de otra obrera, la cual a su vez lo almacena en su buche y ahí continúa el ataque enzimático. Hasta este momento, el néctar recién regurgitado, sigue siendo muy acuoso con un contenido de humedad del 70%. Para remover toda esa agua que sobra, la abeja alarga su trompa y saca una gota exponiéndola durante unos segundos al aire, luego la vuelve a guardar y de nuevo la vuelve a sacar, repitiendo el procedimiento entre unas ochenta y noventa veces. A continuación la abeja introduce la gota dentro de una celda.


En este momento, la temperatura de la colmena se encuentra alrededor de los 35 °C, favoreciendo la deshidratación de esta "miel inmadura" junto con la entrada de aire fresco, forzada por las abejas con el batir de sus alas. Una vez terminado el proceso de deshidratación, la miel tiene un porcentaje de humedad inferior al 19% y las obreras irán llenando las celdas con gotas de miel elaboradas en otros compartimientos. Finalmente, sellan las celdas del panal utilizando cera secretada de sus abdómenes. Y de esta manera, es como se ha producido la miel al servicio del hombre desde tiempos ancestrales, tal y como se ha registrado en las pinturas rupestres de las Cuevas de la Araña, en Valencia, España, cuyos estudios correspondientes las han ubicado alrededor del año 7.000 a.C.

Cuevas de la Araña. Fuente: Lavanguardia.com
Cuando se establecieron grandes civilizaciones que poblaron nuestro planeta, la miel de abejas alcanzó una importancia tan grande, que llegó a formar parte de los preceptos religiosos de varias de ellas. Para los egipcios, la miel provenía de las lágrimas del dios Ra y era utilizada para curar cataratas, quemaduras, heridas; lo mismo que como elemento cosmético, en la preparación  de mascarillas y otra serie de cremas faciales. Además, la carne de consumo la preservaban guardándola en barriles llenos de miel. No es nada extraño que dentro de los elementos encontrados en la tumba del faraón Tutankamon, descubierta en 1922, se hubiesen hallado algunos recipientes con miel en perfectas condiciones a pesar de haber transcurrido más de 3.000 años. Este detalle demuestra de forma contundente que la miel de abejas es el único alimento que no tiene fecha de vencimiento.

Basados en algunos relatos mitológicos, como por ejemplo, aquel en el cual se muestra a Melisa alimentando con miel de abejas a Júpiter durante su infancia, a la abeja le atribuían un origen celeste, y por lo tanto era símbolo de pureza. Dentro de este contexto e influenciados por la gran admiración que tenían por la miel de abejas, los griegos y los romanos, llegaron a pensar que el alimento de los dioses debía ser de una naturaleza similar. Es entonces cuando nace la idea de "la ambrosía y el néctar", el alimento de los dioses, engalanado por la tradición popular como "el manjar de los dioses". Es por lo anterior, que dentro de su imaginario llegan a concluir que la miel es un regalo de los dioses, de modo que, al ser un producto celeste, no hacía parte de las ofrendas que dejaban depositadas en los altares de sus divinidades. Además, la abeja y la miel, eran símbolos de resurrección e inmortalidad. En este orden de ideas, en el rito de las libaciones, que consistía en derramar líquidos sobre las tumbas de sus muertos, la miel tenía un carácter sagrado de suma importancia.

Melisa alimentando a Júpiter. Fuente: Wikipedia
Por aquel entonces, la miel era utilizada en diversas recetas de pastelería, para endulzar bebidas como la leche, en fórmulas para medicinas y en la preparación de los primitivos licores anteriores a la aparición del vino, entre otros usos. Era tan especial la estimación que tenían los antiguos por la miel de abejas, que este era el primer producto que les daban a los bebés luego de alimentarlos con leche materna.

Otro aspecto que parecería ser parte de una leyenda, pero que de acuerdo con las fuentes consultadas es completamente real, es el uso que le daban a la miel de abejas para embalsamar los cadáveres de los grandes personajes, los cuales no debían ser enterrados o incinerados inmediatamente. Esto se realizaba en la Antigua Grecia, cuya costumbre muy posiblemente fue traída del Asia a través de Creta. Se sabe que también en otras situaciones utilizaban la cera. En cualquiera de los dos procedimientos, lograban preservar los cadáveres de la descomposición, cerrando todos los poros de la piel al contacto del aire. Al morir Alejandro Magno en Babilonia, su cuerpo fue depositado dentro de una vasija de oro llena de miel de abejas y especias, y de esta forma se inició su transporte hacia Macedonia, donde se pretendía realizar su funeral. En Damasco, su cadáver fue secuestrado y llevado a Alejandría, en Egipto. También la historia reseña el caso de Herodes, el grande, rey de Galilea en los tiempos de Jesús, cuya esposa Mariamna fue asesinada por orden suya en el año 29 a.C., y luego motivado quizás por el remordimiento, sumergió su cadáver en miel, conservándolo durante largo tiempo. Varios siglos antes ya se hacía referencia a esta práctica, y es así como en un relato de la Ilíada de Homero, aparece Tetis vertiendo ambrosía y néctar en las fosas nasales de Héctor y Aquiles para preservar sus cuerpos durante varios días antes de ser conducidos a la pira funeraria e incinerarlos.

Por otro lado, las frutas que eran guardadas para la temporada de invierno las preservaban del mismo modo con miel. De esta forma, contaban con frutas durante toda la estación fría y al tiempo con jarabes impregnados con el olor y el sabor de estas. Es muy recordada también la bebida llamada hidromiel, mezcla de agua y miel que se bebía en el campo, y que al dejarla fermentar se formaba una bebida embriagante. El hidromiel fue la bebida que precedió al vino en Grecia.

Durante los primeros años del Imperio Romano, se consumía una bebida llamada mulsum, elaborada mezclando miel hervida con vinos de las mejores cepas. En estos tiempos se mencionaban historias de personas que habían alcanzado largas vidas, alimentándose tan solo con pan mojado en vino y miel; pero esto quizás sean leyendas. En cierta ocasión, Augusto fue invitado a almorzar por Romilio Polión, quien a propósito había superado los cien años. Al preguntarle el emperador por la fórmula para conservarse con tal vigor de cuerpo y espíritu, él le respondió: "mulsum por dentro y aceite por fuera".

Como hemos podido apreciar a lo largo de este recorrido, el uso y la importancia dada por los antiguos a la miel de abejas fue tan grande que alcanzó el carácter de bálsamo sagrado. En el mundo moderno actual realmente es muy poco el uso que se le da, quizás por desconocimiento de la inmensa cantidad de beneficios que tiene. Ojalá a futuro podamos aprender más de sus propiedades, para darle un mayor uso y rescatar la importancia que tuvo y que tendrá siempre "el manjar de los dioses".



FUENTES Y REFERENCIAS








Comentarios

  1. Excelente artículo

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  2. Excelente escrito, en mi hogar consumimos mucho la miel. Gracias por informarme mas de este excelente producto alimenticio.

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