Sherlock Holmes, el inmortal


Sherlock Holmes, es sin lugar a dudas, el personaje de la literatura que más ha fascinado a los lectores a lo largo de la historia. Cuando Arthur Conan Doyle lo creó, nunca imaginó el éxito tan arrollador que tendría, ni su trascendencia en los siglos venideros. Es tanta la admiración por el detective y su inseparable amigo el Dr. Watson, que , en 1990, inauguraron un museo en una casa ubicada en Baker Street en Londres, donde se recrea a la perfección, los muebles y los objetos personales, descritos en detalle en las historias publicadas entre 1887 y 1904. El número 221B de la casa perteneciente a la famosa calle donde vivían, era ficticio también. Sin embargo, le colocaron una placa marcada con esta nomenclatura, como gesto simbólico de homenaje a uno de los mayores héroes del Reino Unido.

Su autor nació en Edimburgo el 22 de mayo de 1859, siendo el mayor de ocho hermanos y bautizado como Arthur Ignatius Conan Doyle. Hijo de Charles Altamont Doyle y Mary Foley. En 1876 comenzó su carrera de medicina. Ahí conoció al médico Joseph Bell, quien le educó en la importancia de la observación, la lógica y la deducción. Esto le inspiraría años más tarde, la característica más sobresaliente de su personaje. Durante su estancia en la Universidad de Edimburgo, escribió un par de relatos, en los cuales adoptó el nombre de Arthur Conan Doyle. Tomó su tercer nombre, Conan, y lo usó como su primer apellido. Cuando aún estaba cursando su carrera, se embarcó en un viaje al Ártico que duró siete meses. Unos años después siendo médico graduado, formó parte de otra tripulación, que viajó en un barco de vapor hacia la costa occidental de África.

En 1882 montó su propio consultorio, pero no le fue muy bien. Eran muy pocos los pacientes que le llegaban, lo cual le daba tiempo para leer y escribir. En 1887 publicó Estudio en escarlata, donde crea a Sherlock Holmes y su compañero de aventuras Watson. Este tuvo mayor éxito en los Estados Unidos que en Gran Bretaña. En aquella época, las publicaciones se realizaban en los periódicos, mediante entregas semanales o mensuales dependiendo de su extensión. Dada la gran acogida que tuvo, el director del diario de Filadelfia le pidió una segunda novela protagonizada por Holmes. Es entonces cuando escribe El signo de los cuatro (1890), la cual no fue tan exitosa como la primera, pero aquí terminó de construir las características de sus dos personajes. Sherlock Holmes, vanidoso, racista, misógino, y quien interpreta muy bien el violín. Watson, respetuoso, fiel y valiente.

A pesar de la fama e inmensa fortuna alcanzada gracias a su personaje, comenzó a odiarlo. En una carta a su madre le dijo que lo iba a matar. Ella le respondió, ¡no harás tal cosa! ¡No puedes! ¡No debes! Pero su resentimiento llegó a tal punto, que después de unas vacaciones con su esposa en Suiza, decidió darle muerte en El problema final (1893). Lo que el escritor no sabía, era que, en ese momento, Sherlock Holmes era inmortal. Veinte mil suscriptores del periódico The Stand se retiraron de la publicación al morir su héroe. Esto, por supuesto, no fue del mayor agrado de sus editores, y no le quedó más remedio que resucitarlo.

En 1902 publicó El sabueso de los Baskerville, basado en una leyenda de un perro fantasmal que le contó su amigo, el periodista y escritor, Bertram Fletcher Robinson. Pero lo curioso del caso es que, aunque Holmes estaba oficialmente muerto, aparece como si nada en la novela. Un año después, haciendo caso a los consejos de su madre, finalmente lo resucitó en La casa vacía (1903). Entre 1914 y 1915, publicó por entregas mensuales en el Strand Magazine, El valle del terror, la cuarta y última novela larga sobre Sherlock Holmes. Fueron alrededor de sesenta obras las que Conan Doyle dedicó a su personaje.

Con el motivo de hacer una especie de inmersión para conocerlo, tuve la oportunidad de leer Estudio en escarlata, El signo de los cuatro, El sabueso de los Baskerville y La Casa vacía. Es asombrosa la forma tan meticulosa como, a partir de pistas en apariencia sueltas o inconexas, logra reconstruir el hilo de la historia de cada crimen. Por ejemplo, en El sabueso de los Baskerville, luego de observar en detalle la pintura del retrato de un antepasado de Sir Henry Baskerville, encuentra la clave para descubrir la identidad del asesino. En ninguna de las obras aparece la frase "elemental, mi querido Watson", la cual se menciona con frecuencia en las películas y series de televisión que se han inspirado en el. Son lecturas muy agradables, generan tanta emoción, que dan ganas de leerlas de una sola pasada, porque al finalizar cada página, surge una gran curiosidad por saber qué pasará después.

FUENTES Y REFERENCIAS

  • CONAN DOYLE, A. Estudio en escarlata (2011). Biblioteca Nueva. Madrid. Colección Digitalia. Disponible a través de la Red Cultural del Banco de la República de Colombia. Última consulta 10/02/2024
  • CONAN DOYLE, A. El sabueso de los Baskerville (2015). Ediciones Akal. Madrid. Colección Digitalia. Disponible a través de la Red Cultural del Banco de la República de Colombia. Última consulta 4/02/2024
  • VINCENS VIVES BLOG. 12 cosas sobre Sherlock Holmes y Watson que no sabías. 15 de octubre de 2020. [En línea]. Última consulta 8/02/2024. Disponible en: https://blog.vicensvives.com/12-cosas-sobre-sherlock-holmes-y-watson-que-no-sabias/
  • GUIAJANDO LONDRES. Sherlock Holmes Museo. [En línea]. Última consulta 11/02/2024. Disponible en: https://londresando.com/sherlock-holmes-museum/







Comentarios

  1. "La importancia de la lógica y la deducción ", cosas que se ha pérdido con los años.Excelente información como un médico es una gran escritor.

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  2. Un escrito encantador. Invita a leer las obras de Connan. Excelente investigación 🙂

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  3. Relato envolvente. Definitivamente a re el camino a la lectura de este autor.

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