Doce años en el infierno

Chiwetel Ejiofor en la película Doce años de esclavitud
Solomon Northup fue un afroamericano que nació libre en el estado de Nueva York. Era un hombre feliz, próspero, que vivía con su esposa y sus tres hijos en la ciudad de Saratoga Springs, hasta que en 1841, fue secuestrado con engaños y llevado a Washington, donde  lo drogaron y lo vendieron como esclavo. Fue trasladado hacia el sur, al estado de Luisiana, donde padeció durante doce años su esclavitud. Tuvo la fortuna de recobrar su libertad en 1853, siendo quizás, el único que haya logrado esta hazaña en los Estados Unidos. Motivado por amigos que le dijeron que su caso sería de gran interés público, en este mismo año escribió su testimonio y lo publicó en su libro Doce años de esclavitud.

Nació en Minerva, condado de Essex, Nueva York, en julio de 1808. Su padre, Mintus Northup, era esclavo, pero al morir su amo quedó libre, gracias a lo estipulado en su testamento, que liberaba a todos sus esclavos. El 22 de noviembre de 1829, falleció Mintus, dejando a su esposa con sus dos hijos, Solomon y Joseph, su hermano mayor. De su madre no cuenta mayores detalles, tan solo que murió durante su cautiverio.

Solomon sabía leer y escribir, y tocaba el violín como los dioses. El día de Navidad de este mismo año, se casó con Anne Hampton en la localidad de Sandy Hill. Unos días después, trabajó en la construcción de una importante edificación ubicada al sur de Fort Edward. Durante ese invierno, lo contrataron para la reparación del canal Champlain, en el lago Champlain, ubicado en la frontera con Canadá. Aquí se especializó en las labores de transporte fluvial, y muy seguramente también en carpintería, dado que por su trabajo, debía llevar grandes balsas cargadas de madera entre el lago y Troy, Michigan. Durante esta época, tuvo la oportunidad de visitar algunas ciudades de Canadá, como Montreal y Kingston, cuyo conocimiento años más tarde le sería de gran ayuda. Por su parte, Anne, su esposa, se convirtió en una famosa cocinera, quien trabajaba en hoteles y le pagaban muy bien. En los inviernos, a él lo contrataban para que amenizara fiestas con su violín. En 1834 se trasladaron a Saratoga Springs, y para entonces, ya tenían tres hijos, Elizabeth, Margaret y Alonzo.

A finales de marzo de 1841, dos desconocidos lo abordaron para preguntarle por sus habilidades con el violín, querían contratarlo para una breve temporada. La idea era que tocara en Nueva York. Además de la gran suma de dinero que recibiría, le garantizaban el pago del viaje de regreso de esta ciudad a Saratoga. Como se trataba de un trabajo de unos pocos días, se fue con ellos sin avisarle a nadie. Viajaban en un coche muy elegante tirado por un par de hermosos caballos.

En la noche llegaron a Albany, y continuando con el engaño, le pintaron la oportunidad de un gran trabajo en la capital del país, con mejor salario y otras garantías. De forma tal, que lo convencieron para ir con ellos hasta Washington. Al llegar y luego de instalarse en un hotel, le entregaron cuarenta y tres dólares. Una gran fortuna para la época. Al día siguiente estuvieron visitando algunos lugares turísticos de la ciudad. Luego ingresaron en un bar, en donde en algún momento le pusieron una droga a uno de sus tragos, porque de inmediato comenzó a sentir un fuerte dolor de cabeza y demasiada sed. Lo llevaron hasta el hotel y le recomendaron que se acostara a dormir.

Cuando se despertó, no sabe cuánto tiempo después, estaba solo, sentado en un banco en medio de la oscuridad y encadenado. Se encontraba en un corral de esclavos a la sombra del capitolio de Washington. Era un sótano. El olor a humedad así lo confirmaba. Un par de horas después, la persona que lo tenía encerrado le dijo que era su esclavo, que lo había comprado y que estaba a punto de enviarlo a Nueva Orleans. Solomon aterrado le dijo que era un hombre libre, que vivía en Saratoga, que tenía esposa e hijos, quienes eran libres también. El tipo le repetía que era su esclavo y que además su origen era Georgia. Ante la insistencia de su condición y la exigencia para que lo soltara, en compañía de otro hombre que apareció después, lo desnudaron y lo azotaron brutalmente. Dado que él no dejaba de decir que era un hombre libre, lo apalearon varias veces, hasta que un instrumento de tortura se quebró.

Nueva Orleans
La persona que recibió el grupo de esclavos en Nueva Orleans se llamaba Theophilus Freeman, un hombre muy cruel, quien preguntó varias veces por un tal Platt. Este era el apellido de alguien que correspondía a la descripción que le habían dado de Solomon. A partir de ese momento, comenzó a ser conocido por el nombre de Platt. Desde la partida de Washington hasta la llegada a su destino final transcurrieron aproximadamente siete semanas. Es una región conocida como Bayou Boeuf, que bordea el río del mismo nombre. Está ubicada mucho más al sur de la población de Alexandría, en Luisiana. Ahí trabajó en la plantación de William Ford, de quien recibió buen trato, al igual que sus compañeros. En su relato no ahorra elogios para describir lo buena persona que era. Les daba buena comida, se dirigía a ellos con respeto y los horarios de trabajo no eran extenuantes.

La verdad sorprende muchísimo la forma de ser de esta persona, quien además era pastor de una iglesia. En una sociedad esclavista, quienes comerciaban con ellos hasta quienes los alojaban en sus plantaciones o granjas, eran hombres sin un ápice de compasión, que disfrutaban martirizándolos sin piedad, y asesinándolos si así lo consideraban. Entonces un hombre de las características de Ford era algo rarísimo. La brutalidad de los castigos de estos personajes, recuerda lo vivido en la conquista y la colonia de nuestros países de América Latina y el mar Caribe, y lo más aberrante de todo, era que estaba amparado por la ley.

Al momento de llegar a la plantación, la madera que cortaban debían llevarla hasta un lugar llamado Lamourie, que era donde quedaba el aserradero. Su transporte lo hacían por tierra, usando mulas y hombres, lo cual demandaba un gran gasto. Solomon propuso la idea de hacerlo por el río y su amo estuvo de acuerdo. Entonces construyó una balsa y navegó en ella transportando la carga hasta llegar al sitio establecido. Esto significó una reducción muy importante en el tiempo de entrega. A raíz de la hazaña lograda, recibió muchísimas felicitaciones por parte de William Ford, quien lo tuvo a cargo de esta labor hasta que terminó el contrato de la madera. Platt, nombre bajo el cual era conocido, adquirió fama de gran carpintero en toda la región de Bayou Boeuf.

Un tiempo después, debido a las deudas de su hermano y otros problemas legales, William Ford tuvo que entregar dieciocho esclavos, entre ellos Solomon, quien gracias a sus habilidades como carpintero, pasó a ser propiedad de John Tibeats. Este era cruel, no le permitía un momento de descanso, nunca estaba satisfecho con su trabajo, y todo el tiempo estaba acosándolo. Hasta que llegó el día en que intentó azotarlo por algo que no le gustó, pero él se defendió y lo golpeó con mucha cólera. Tibeats se fue y un rato después regresó con dos hombres. Lo amarraron de pies y manos. Lo iban a colgar de un árbol. Era el fin de Solomon. En medio de su angustia, él pensaba en su familia, en sus seres queridos a quienes nunca volvería a ver. Cuando lo iban arrastrando hacia el árbol elegido, apareció Chapin, el capataz, armado con una pistola en cada mano. Los amenazó con matarlos si no lo soltaban. Los tres salieron espantados de ahí. Chapin le cortó las ataduras con una navaja. El resto del día estuvo recuperándose de los dolores en todo su cuerpo.

Tibeats era un hombre rencoroso. Luego de lo sucedido, vivía asechándolo con intenciones de matarlo. Su esclavo lo sentía, y estaba alerta todo el tiempo. Unas semanas después lo atacó de nuevo. Solomon que era más fuerte, logró dominarlo y por un instante pensó en matarlo, pero de inmediato desechó la idea. Esto habría significado su propia muerte. Lo empujó con gran fuerza haciéndolo rodar debajo del banco del carpintero, y luego empezó a huir. Se escapó  de la hacienda. Logró algo que nunca antes ningún esclavo había podido hacer. Esto gracias a que era un experimentado nadador, y al llegar al brazo del río que bordeaba el campo, lo cruzó sin problema, dejando atrás la jauría de perros que estuvo a punto de alcanzarlo. Se refugió unos días en la casa de su antiguo dueño, el señor William Ford.

Unas semanas después, Solomon fue vendido a Edwin Epps, quien era famoso entre los cultivadores de Luisiana por la crueldad con sus esclavos. En su plantación sembraban algodón y maíz. Ahí pasó los últimos diez años de su cautiverio. Su cama era un tablón de unos 30 cm de ancho por 3 m de largo. Su almohada era un trozo de madera. Su cabaña era una rústica choza hecha con listones de madera con amplias rendijas. Por eso cuando llovía se le inundaba.

Panorámica de Bayou Boeuf
El único descanso de los esclavos eran sus vacaciones de Navidad. Epps les daba tres días. Otros daban cuatro, cinco y hasta seis días, dependiendo de la generosidad de cada uno. Durante esta época, era contratado para que amenizara las fiestas con su violín. Era tan buen violinista, que su amo recibía cartas, a veces de veinte kilómetros a la redonda, pidiéndole que lo enviara a tocar algún baile o festividad de hombres blancos. Epps recibía un pago por ello. Por su lado, Solomon, llegaba con sus bolsillos llenos de propinas, que algunos asistentes emocionados le regalaban, en compensación a la buena música que interpretaba. Definitivamente, su violín lo salvó, le permitió soportar todos esos años de esclavitud. Como el mismo escribe, "el violín fue su compañero y amigo del alma".

Desde el comienzo siempre tuvo en mente la idea de escapar y de comunicarle a su familia dónde se encontraba. Pero escribir una carta era algo imposible. Mantuvo en secreto que sabía leer y escribir. Por supuesto esto era prohibido y castigado brutalmente. Sin embargo, siempre se enfocó en este objetivo primordial. Llevaba nueve años de esclavitud, hasta que un día, tuvo la suerte de obtener una hoja de papel. En un invierno en el que Epps estaba en Nueva Orleans, su esposa lo envió al pueblo, Holmesville, a comprar unos víveres, entre ellos gran cantidad de papel. Cogió una hoja y la escondió debajo de la tabla donde dormía.

Luego de varios experimentos, logró fabricar un poco de tinta, hirviendo un trozo de la corteza blanca de un arce. Con una pluma que le arrancó a un pato, se fabricó un cálamo. Esa noche redactó una larguísima carta a un viejo amigo en Sandy Hill, contándole detalles de su situación y le pedía ayuda para recuperar su libertad. Ahora el lío era cómo enviarla a la oficina de correos. La guardó por mucho tiempo esperando la oportunidad. Unos meses más tarde, llegó un hombre blanco llamado Armsby, quien andaba buscando trabajo como supervisor. A este lo describe como un hombre sin principios, de mala calaña, nada confiable. Pero a pesar de esto, intentó ganarse su confianza. Una noche le pidió el favor, pero por seguridad no le entregó la carta. Al día siguiente lo traicionó y le contó a Epps. Cuando este lo llamó para confirmar la versión, Solomon supo convencerlo de que todo era una gran mentira. Echó al fuego la carta y quedó muy derrotado, muy abatido.

En junio de 1852, Epps contrató un carpintero de apellido Avery para la construcción de una nueva casa. Dadas sus habilidades con la madera, Solomon fue enviado a formar parte del equipo de trabajo. Dentro de este grupo, había un hombre blanco llamado Bass, quien, además, era canadiense. Algún día, escuchó una conversación entre Epps y Bass, en la que este último rechazaba con vehemencia la existencia de la esclavitud. Esto fue toda una revelación divina para él. La respuesta a sus oraciones al cielo durante todos esos años. Se convenció de que Bass era un hombre en quien podía confiar.

Una tarde en la que se encontraba solo con él en la casa en construcción, le contó que conocía varios lugares y algunas ciudades de Canadá. Bass no lo podía creer. Pero por miedo a que de pronto Epps regresara, se citaron a medianoche en el mismo lugar. Fue entonces cuando le contó toda su historia. Él prometió ayudarle. Unos días después, en su casa en Marksville, Luisiana, Bass escribió una carta dirigida los señores Parker y Perry, quienes vivían en Saratoga Springs. En la posdata indicaba quien la escribía, lo cual fue clave después para su liberación. Fue enviada el 15 de agosto de 1852 y llegó a Saratoga durante la primera semana de septiembre. Ellos la hicieron llegar a la casa de Anne, la esposa de Solomon, quien aún vivía en la misma dirección. De inmediato, ella acudió al gobernador del estado de Nueva York, y de esta forma, se inició el proceso para lograr su libertad.

Henry B. Northup, abogado y familiar de Solomon, recibió plenos poderes para hacer efectiva la liberación. En diciembre viajó a Washington, donde recibió valiosas cartas de apoyo de un senador de Luisiana, del secretario de Guerra y de un juez del Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Inició su viaje hacia el sur, y en Marksville, origen de la carta, apoyado por un prestigioso abogado de la ciudad, logró ubicar a Bass en los muelles del Río Rojo. El carpintero, quien además era mecánico, le dio las coordenadas para ubicar la plantación de Epps, indicándole también, que era conocido por Platt en toda la región. Finalmente, Solomon Northup pudo reunirse con su familia el 22 de enero de 1853.

FUENTES Y REFERENCIAS

NORTHUP, S (2016). Doce años de esclavitud. Título original: Twelve years a slave. Penguin Random House. Grupo Editorial. Barcelona, España



Comentarios

  1. Excelente relato de una historia de dolor y sufrimiento, pero también de perseverancia. Gracias por este relato tan grato de leer

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  2. Interesante escrito! Muy triste recordar que algo como la esclavitud existió..

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  3. Tu historia excelente que dolor ese ciclo.de nuestra historia los esclavos de nuestro país sufrieron mucho felicitaciones muy conmovedora

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  4. Que buen relato Juan Carlos, para recordar como fue esa época de la esclavitud. Excelente!! Me gustó mucho para leer, muy entretenida

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  5. Excelente relató e historia triste, siempre es bueno recordar estos momentos para no repetir la historia

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  6. Excelente historia muy buena descripción de esta época dolorosa para la humanidad lo importante es no repetir

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