El espíritu de la Navidad


San Francisco de Asís, luego de participar en una de las cruzadas, llegó muy consternado por las atrocidades observadas durante la guerra, pues ese no era el sentido del amor y la caridad humana que había aprendido en los Evangelios. Entonces en vísperas de la Navidad del año 1223 en Greccio, un pueblito italiano de la provincia de Rieti, se inspiró en la representacion del nacimiento de Jesús, dando origen al que sería el primer pesebre de la historia. En una pequeña gruta, reunió a varias personas de la localidad y algunos animales como un burro y un buey. Siendo el burro símbolo de la humildad y el buey símbolo del trabajo. El santo predicó sobre el nacimiento del rey pobre. Se dice que, durante la celebración de la misa, un caballero vio al verdadero niño Jesús, en el lugar donde se encontraba quien lo estaba representando. Con el paso de los años y los siglos, la tradición se propagó por toda la Europa cristiana. Al Nuevo Mundo llegó a través del Imperio español, siendo la comunidad franciscana la encargada de divulgar su devoción. En otros países el pesebre recibe el nombre de belén, nacimiento, portal y pasito.

Cuando se presentó la Reforma liderada por Martin Lutero a principios del siglo XVI, esto trajo como consecuencia la división del cristianismo en católicos y protestantes. A partir de ese momento, los pueblos del norte de Europa, dejan de creer en la Virgen María. Al no tener su imagen como forma de devoción en las pinturas de las iglesias, entonces optan por darle otra simbología a la Navidad, y lo más cercano que tenían, eran los antiguos espíritus del bosque, representados por los árboles.

Estos pueblos rendían especial veneración a un árbol perenne, como el roble, al que consideraban el árbol del universo o el árbol de la vida, llamado yggdrasil, en cuya copa se hallaba Asgard (la morada de los dioses) y el vahalla (el palacio de Odín), y en sus raíces más profundas estaba el Helheim (el reino de los muertos). Acostumbraban a adornarlos para celebrar el nacimiento de Frey, dios del sol y de la fertilidad. Lo decoraban con antorchas y ejecutaban bailes a su alrededor. Estas tradiciones coincidían con el solsticio de invierno, entre el 20 y 23 de diciembre. Se trataba de celebraciones agrícolas de los celtas. Así las cosas, la Navidad en el mundo nórdico, coincide con el solsticio de invierno. El día del sol inmóvil y la época de las cosechas.

El origen del árbol de Navidad, se da en un lugar en donde San Bonifacio llegó y encontró que en una de estas celebraciones iban a sacrificar a un niño. Entonces para detener la barbaridad que se iba a cometer, con un hacha derribó el roble. En su lugar sembró un pino que con el tiempo creció. Todo esto para enseñarles que el árbol podía representar la Navidad, sin necesidad de realizar estos actos tan salvajes.

El roble tiene un inconveniente y es que se le caen las hojas, entonces tenían que adornarlo con muchas cosas para que se viera hermoso. Mas adelante, lo reemplazan por árboles que no se les caen las hojas, como el acebo o el abeto. Es aquí donde entra a jugar toda la mitología celta. Ellos utilizaban el muérdago, que es una planta semiparásita que crece sobre las ramas de algunos árboles. La leyenda dice que quienes se besan bajo una rama de muérdago, prolongarán su amor para siempre. Los celtas decoraban sus casas con muérdago. También dejaban una luz encendida en la ventana, y sobre la puerta de sus viviendas colocaban como adorno una figura de madera. En estos territorios los inviernos son muy severos, muy duros. La estrella que se coloca en la parte superior del árbol es de cinco puntas y representa un nacimiento. Los colores verde y rojo representan la esperanza de que las hojas y la vida van a volver con la primavera. En algún momento de la historia le agregaron también las campanas.

Rama de muérdago
Durante la década de 1650, se prohibió en Inglaterra todo tipo de celebración navideña por orden de Oliver Cromwell, quien tenía más poder que el mismo rey Carlos I. Al llegar al trono la reina Victoria en 1837, instituyó la tradición del árbol de Navidad en el Reino Unido. Unos años más tarde, llegó a los Estados Unidos. Esto gracias a la influencia de aventureros y viajeros en general, procedentes de Alemania, Holanda e Inglaterra, quienes llevaron el árbol y todos sus accesorios al norte del continente americano.

A mediados del siglo XIX, en medio de la pugna entre católicos y protestantes, hubo un día en que se iba a dar en Roma la proclamación del dogma de la virginidad de María. Por este motivo, se le pidió a los residentes de la ciudad adornar su imagen, ponerla bonita, y que la rodearan de luces, de muchas velas. Esa noche Roma estuvo resplandeciente. Era la forma como los católicos ratificaban su adoración a la Virgen. Esta tradición pasó al Nuevo Mundo como La noche de las velitas, llegando a toda América Latina, pero en la mayoría de países se perdió. En Colombia se conserva con mucha fuerza. En Quimbaya, en el departamento del Quindío, es donde la celebración alcanza su punto máxmo, porque sus habitantes pasan varios meses preparándose, elaborando faroles e iluminaciones muy especiales, para cada 7 de diciembre convertirse en el pueblo más iluminado y hermoso de la Noche de las velitas.

Noche de las velitas en Quimbaya, Quindío
En Inglaterra quien le va a dar toda la importancia, la verdadera sensibilidad a la Navidad, será un escritor que dedicó su trabajo a los niños. Esto lo logró Charles Dickens, a través de su Cuento de Navidad, o, A Christmas Carroll  en su idioma original. En sus obras denunció la situación tan terrible que vivían los niños, pues la Revolución Industrial los devoraba. Él denuncia toda la tristeza y la miseria que sufren, debido a que los ponían a trabajar en extenuantes jornadas desde los cinco años. Dickens lo vivió en carne propia cuando era niño, al tener que trabajar para ayudar a su familia, a consecuencia de que su padre había sido condenado a estar un tiempo en prisión a causa de unas deudas. Una de sus expresiones más bonitas, es lo que el llama "el espíritu de la Navidad", que le da vida en la historia de Ebenezer Scrooge, un hombre avaro y sin escrúpulos, quien representa al hombre de la Revolución Industrial, en cuya mente solo está presente el lucro personal, y, además, ha perdido toda sensibilidad por los demás seres humanos. Un personaje que nunca le había dado nada a nadie, no recibía ni daba afecto; ni siquiera los mendigos le pedían limosna. Es tan repelente, que hasta los perros guía de los ciegos cuando lo ven en la calle, llevan a sus amos a la otra acera. En la víspera de la Navidad se le aparece el fantasma de Marley, su socio fallecido siete años atrás, quien le anuncia la visita de tres fantasmas, el de la Navidad pasada, el de la Navidad presente y el de la Navidad futura. Todo lo que estos espectros le muestran sobre su pasado, presente y futuro, logra cambiar radicalmente su vida, y se convierte en un hombre nuevo, generoso con los demás y amante de la Navidad. Con este cuento Dickens logró sensibilizar a la Inglaterra de su tiempo, convirtiéndose en uno de los lugares donde se va a celebrar con muchísima alegría.

Scrooge con uno de los fantasmas de la Navidad
Otra famosa historia relacionada con la época, ocurrió en Esmirna, Turquía, por allá en el siglo IV. Es un personaje que va a ser obispo. Es muy generoso, entregado a los demás y muy especial con los niños. Se cuenta que en una ocasión, había tres mujeres a punto de casarse, pero como pertenecían a una familia muy pobre no tenían con qué darles para la dote. Entonces en las medias que tenían secando, muy seguramente cerca de la ventana de la casa, él va poniendo oro. Primero en la de la mayor, luego en la del medio y por último en la de la menor. Una noche tras otra. En la última noche el padre de las chicas lo ve. Este hombre se conoce con el nombre de San Nicolás. Era muy generoso con los niños, a quienes siempre quiso y les daba regalos. En otra oportunidad, hubo un naufragio en medio de una tormenta. Ahí le salvó la vida a un marinero mediante un milagro. Cuando sucede esto, los marineros van a contar esta y otras anécdotas sobre su vida, a la gente que vivía en los mares del norte. En la era de los vikingos se conocerán las historias de San Nicolás. Estas historias llegarán a Holanda y los holandeses lo van a adoptar como la celebración de la Navidad. Ahí lo llamarán Sinterklaas, Santa Claus. Después de algunos años viajarán y fundarán una ciudad que se llamará Nueva Amsterdam, que el mundo conocerá después como Nueva York. Y es así como llegó la tradición de Papá Noel a la parte norte del Nuevo Mundo.

En Europa, Santa Claus se va adaptando a cada una de las culturas y geografías de los diferentes pueblos. Entonces cuando llega a donde los germanos, como ellos tienen una mitología de dioses alados y caballos alados, Santa Claus viaja en caballos alados. En Suecia, Noruega, y en general, en los pueblos de Escandinavia, donde el nivel de la nieve es tan bravo que los caballos no resisten, se utilizan los renos. Cuando la tradición llega ahí, Santa Claus tendrá un trineo de renos. Además, existirá una historia análaga a la del Patito feo, en las mismas tierras donde se escribió este cuento. Se trata de un reno que tenía la nariz tan brillante, que todos se burlaban de él. Pero en la oscura noche de Navidad, será la brillante nariz de Rudolf, el reno de la nariz luminosa, la que conducirá a Santa Claus a las chimeneas para llevar los regalos. Y como estamos en Escandinavia, pues nos queda cerquita el Polo Norte, que es donde irá a vivir Santa Claus.

Entre todas las maravillas que suceden en esta época, en 1816, un sacerdote se encontraba en un pueblo de Austria completamente cubierto de nieve. No había posibilidad de que nadie le pudiera auxiliar cuando el órgano de la iglesia se dañó. Sus cuerdas aparecieron cortadas por los ratones como en los cuentos. No había manera de cumplir con la tradición de celebrar la Navidad interpretando melodías con este instrumento. Él estaba esperando que un milagro lo iluminara con una inspiración tan hermosa, que la gente se sintiera tan contenta con sus voces, y no extrañara el órgano, el cual, definitivamente no se podía arreglar. La inspiración que le llegó no pudo ser más bonita. Se trata de Silent Night, La noche de paz. Así fue como compuso esta maravillosa canción en esa fría noche de Austria. Su letra recorrió el mundo convirtiéndose en uno de los símbolos de la Navidad.

La costumbre de entregar regalos en esta época, proviene de las fiestas de los romanos llamadas Las saturnales, que eran también celebraciones agrícolas, en honor al dios Saturno y en agradecimiento por las cosechas. Tenían lugar entre el 17 y el 23 de diciembre, coincidiendo con el solsticio de invierno. Durante estas fiestas, que duraban siete días, los romanos visitaban a sus familiares y amigos, intercambiaban regalos y compartían grandes banquetes públicos. Los esclavos gozaban un gran descanso. Podían vestir la ropa de sus amos y ser atendidos por estos sin recibir ningún castigo. De hecho, los romanos celebraban el nacimiento del sol, en la festividad Sol Invictus, que coincidía con el 25 de diciembre. Un culto a la divinidad solar, asociada al nacimiento de Apolo, dios del sol. La fiesta Dies Natalis Solis Invicti se celebraba del 22 al 25 de diciembre, y correspondía también al solsticio de invierno. Esta celebración simbolizaba el renacimiento del sol y el triunfo sobre la oscuridad. Fue el emperador Constantino, quien legalizó el cristianismo en el Imperio romano, y estableció el 25 de diciembre, como la fecha de conmemoración del nacimiento de Jesús. El término navidad, proviene del latín nativitas que significa nacimiento.



Comentarios

  1. Juan, muy acertado el tema para la época q estamos viviendo. Felicitaciones y gracias.
    Hortensia

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