Cuando una mariposa cambió el futuro para siempre
En el año 2055 Estados Unidos ha alcanzado un nivel sorprendente de
tecnología, a tal punto, que una empresa llamada Safari Temporal S.A, ha
desarrollado una poderosa máquina del tiempo, con la cual realiza viajes al
pasado para cazar dinosaurios. En el panorama político, se acaban de realizar
nuevas elecciones presidenciales. Deutcher y Keith son los candidatos. El
primero es un militarista con tendencias autoritarias, anticristiano y
antiacadémico. Su victoria significaría el establecimiento de una dictadura. El
segundo representa la democracia y los valores estadounidenses. Para fortuna de
todos, Keith fue elegido como el nuevo presidente del país.
Al ingresar a la sede de la empresa, Eckels se encontró con un curioso
letrero, que indicaba que podían realizar safaris en cualquier año del pasado y
que los interesados elegían el animal. Él había recibido una carta de
invitación y tenía muy claro que su mayor deseo era matar un dinosaurio. El
hombre al otro lado del escritorio le hizo la aclaración de que no era
cualquier dinosaurio, se trataba de un Tiranosaurio Rex, el monstruo más letal
de todos los tiempos. Luego de entregar el cheque por diez mil dólares, le
presentaron al señor Travis, el guía del safari en el pasado.
De inmediato ingresaron a la máquina, en donde se pusieron los trajes
especiales y los cascos. Con ellos iban tres hombres más. Lesperance, ayudante
de Travis; y otros dos cazadores, Billings y Kramer. El viaje en el tiempo se
fue dando paulatinamente. Primero un día, luego una noche. Una semana. Un mes.
2045, 2020, 1999, 1957. Todo se sacudía como si fuese una batidora gigante. El
sol, la luna, las estrellas, pasaban a gran velocidad, observándose tan solo sus
estelas luminosas. Después se detuvo. ¿Cuánto horas o días? Pregunta sin
respuesta. Oscuridad total. Una niebla que había envuelto a la
máquina se fue retirando lentamente como flotando en cámara lenta. Los cinco
hombres con sus armas sobre las rodillas habían llegado a un tiempo muy
antiguo.
Fue entonces cuando Travis les dijo que ahí afuera estaba "la
jungla de hace sesenta millones doscientos mil cincuenta y cinco años antes del
presidente Keith". En medio de la selva prehistórica se apreciaba un
sendero metálico. Les explicó que se trataba de un camino antigravitatorio
construido por Safari Temporal, que flotaba a quince centímetros del suelo, y
no estaba en contacto con ningún árbol, flor, helecho o ninguna clase de
planta. Su propósito era impedir que tocaran algo del ambiente del pasado.
Deberían mantenerse siempre sobre el sendero. Por nada del mundo podían pisar
el suelo. Esto era completamente prohibido.
Eckels le preguntó el motivo. "No queremos cambiar el futuro. El
pasado no es nuestro lugar", le respondió. Además, añadió que, sin querer,
de pronto podrían matar una flor, un insecto o un pájaro, destruyendo para
siempre un eslabón muy importante para el desarrollo de una especie. Ante la
insistencia de Eckels, quien seguía sin entender, le dedicó varios minutos para
explicarle cómo, si mataban por ejemplo un ratón, este ya no tendría
descendencia, la cual, a su vez, podría haber tenido cientos o miles de crías,
que, en un futuro, habrían sido el alimento de algunos mamíferos, por ejemplo,
zorros, los cuales también serían el almuerzo o la cena de otros de mayor
envergadura. Con el paso del tiempo quizás, alguna de estas especies nunca
llegaría a existir. Esto podría afectar también a alguna comunidad humana.
Finalmente, el cazador entendió que no podía ni siquiera pisar la hierba.
Luego Lesperance les explicó cómo elegían a los animales que podían
matar. Antes de los safaris, el viajaba solo y los observaba. Ubicaba a
aquellos que morían por causa de un rayo, aplastados por la caída de un árbol,
o simplemente, que se ahogaban en un pozo de brea. Anotaba el tiempo exacto de
su muerte y les disparaba una bomba de pintura que les dejaba una marca roja en
su cuerpo. En este orden de ideas, los viajes los programaban con varios
minutos de anticipación, para cazar a aquel, que de una u otra forma iba a
morir.
Ya estaban listos para salir de la máquina. Afuera en la selva
prehistórica se escuchaban melodías que parecían música, rugidos desconocidos y
sonidos como de aparatos voladores. Estos eran los pterodáctilos surcando el
aire con sus cavernosas alas color gris, que semejaban a murciélagos
gigantescos participando en una tenebrosa pesadilla. Lesperance miró su reloj.
Solo les quedaban unos minutos para cruzarse en el camino con la presa elegida.
Continuamente les insistían que no se salieran del sendero.
Poco después, Travis les ordenó que les quitaran los seguros a sus
armas. Cuando se cumplió el tiempo previsto, a unos cien metros y en medio de
la niebla, apareció su majestad el Tiranosaurio Rex. "Dios. Dios!, susurró
Eckels". Medía más de diez metros de altura y tenía un peso aproximado de
diez toneladas. Travis le decía que se callara, pero no dejaba de hablar.
Quería regresarse. Definitivamente no iba a poder disparar. Sufrió una especie
de ataque de pánico. La bestia no los había visto, pero repentinamente hizo un
giro y los observó. Posiblemente escuchó a Eckels. Al proyectar su tenebrosa
mirada sobre ellos, pudieron apreciar la mancha roja en su pecho.
A partir de ese momento, Eckels se salió del sendero y empezó a caminar
por el bosque hasta llegar a la máquina. Olvidó por completo lo que tantas
veces les habían ordenado. Su mente estaba en otro lado. En pocos segundos el
monstruo avanzó los cien metros que lo separaban del grupo y emitió un rugido espantoso.
De inmediato los hombres dispararon, pero no fue suficiente. La amenaza de
morir devorados era inminente. Entonces volvieron a disparar en tres
oportunidades más. Finalmente pudieron matarlo. Unos segundos después, una rama
gigantesca que se desprendió de un árbol, cayó sobre el cuerpo inerte. Era la
rama que debía haberlo matado en principio.
Al regresar a la máquina, los cuatro hombres estaban lavados con sangre
y tenían un olor nauseabundo. Esto era producto de los fluidos que la bestia
había expulsado por su garganta durante su caída. Travis estaba furioso con
Eckels. Quería dejarlo abandonado en el pasado. También amenazaba con matarlo.
Lesperance lo convenció para que no lo hiciera. Entonces le entregó su cuchillo
a Eckels para que le retirara las balas al animal, pues no podían dejar en el
lugar ningún vestigio de su mundo. Después de cumplir la tarea iniciaron el
viaje de regreso.
Cuando llegaron se sentía en el ambiente que habían ocurrido cambios.
Eckels sentía en sus huesos que algo extraordinario había pasado. La persona
detrás del mostrador no era la misma de antes. El letrero mostraba errores de
ortografía en las frases, como, "SEFARIS A CUALQUIERA ENO DEL
PASADO". Eckels estaba a punto de derrumbarse en su asiento. Con sus manos
temblorosas comenzó a limpiarse las botas. En medio del barro vio una hermosa
mariposa muerta, la cual, aún mostraba destellos de color verde, oro y negro.
Entonces cayó de rodillas sobre el piso. Su mente giraba a mil por hora. No
podía creer lo que había sucedido. ¿Matar una mariposa podía ser tan
importante? Todo su cuerpo temblaba. "¿Quién ganó la elección presidencial
de ayer?" El hombre detrás del escritorio le respondió que el nuevo
presidente era Deutcher. Lo último que escuchó fue un disparo. Travis acabó con
su vida.
Este cuento se llama El sonido de un trueno y fue
escrito por Ray Bradbury, quien lo publicó en 1952. El maestro norteamericano
de la ciencia ficción, el mismo autor de Fahrenheit 451. Aquí se
exploran las consecuencias devastadoras de alterar el pasado, incluso con
acciones aparentemente insignificantes. El relato popularizó la idea de
"El efecto mariposa", donde pequeños cambios en un sistema complejo
pueden tener grandes e impredecibles consecuencias en el futuro.
Además, llama la atención sobre la responsabilidad que debemos tener
sobre nuestras acciones. Eckels al desobedecer las reglas, produjo un cambio
radical en su realidad. Se hace una crítica también sobre los peligros del uso
irresponsable de la tecnología. De otro lado, resalta la fragilidad del orden
natural y las consecuencias de la arrogancia humana. Un cambio extremo es
provocado por algo tan pequeño como una mariposa.
Este relato marcó un antes y un después en las historias sobre viajes en
el tiempo. Las novelas o cuentos que se escribieron antes se limitaban
simplemente a contar la emoción de visitar tiempos remotos, y algunas de ellas,
para corregir errores del pasado y evitar catástrofes en el futuro. A partir
de El sonido de un trueno, los autores comenzaron a tener en cuenta
"El efecto mariposa".
FUENTES Y REFERENCIAS
- BRADBURY, R. (1983). Cuentos de dinosaurios. Editorial Norma. Barcelona, España.
El cuento me retorna a un compendio de libros de ciencia ficción, donde leí a Ray con el cohete entre otros autores hasta Mickey 17, donde tratan temas tabú como la clonación. Gracias Juancho.
ResponderEliminarFelicitación por tu excelente escrito
ResponderEliminarQuiero felicitarte sinceramente por el escrito que has compartido. No solo demuestra un dominio admirable del lenguaje, sino también una claridad y profundidad que cautivan desde el primer párrafo.
Tu capacidad para expresar ideas con precisión, sensibilidad y lógica es verdaderamente destacable. Leer tu texto ha sido un verdadero placer, una muestra de lo que significa escribir con excelencia.
¡Enhorabuena por tan magnífico trabajo!
Con admiración,
Excelente Juanca, la verdad que coincido con lo que dicen las otras dos personas!! Todo es tan fantástico desde el momento que empiezas a escribir, tienes el poder de hacerlo sentir como si estuvieras metido en el cuento!!
ResponderEliminarMuy bien te felicito, eres excelente escritor.
Gracias Jk la manera de describir me hizo salir de la realidad. Muy bien gracias
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