La bestia que se robó el cuento
El relato
original fue publicado en 1740 por la escritora francesa Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve.
Se trata de una truculenta historia de 200 páginas, en la que se esforzó por
mejorar las relaciones entre los reyes y las hadas y resolver las guerras que
los enfrentaban.
En esta novela, Bella no es una campesina cualquiera. Es nada menos que la hija del rey de las Islas Felices, casado con un hada malvada que quiere matarla. Cuando el rey descubre esto, oculta a su hija en la familia de un rico comerciante que tiene seis hijos y seis hijas.
Por otro lado, el príncipe que después se convertirá en la Bestia, también carga con un pasado turbulento. Perdió a su padre siendo muy joven. Su madre, la reina, tuvo que librar varias guerras para defender su reino. Ante la falta de tiempo para criar a su hijo, lo dejó al cuidado de una niñera que resulta ser la malvada hada madre de Bella.
Al crecer se
convierte en un galán, porque claro, en los cuentos no hay príncipes feos.
Hasta Shrek cuando en Shrek 2 toma la poción
mágica “Felices para siempre”, se transforma en un príncipe humano con tremenda
pinta. Y ni hablar de su inseparable amigo Burro, que se convierte en un elegante corcel blanco, todo un
semental.
El hada se enamoró perdidamente de él y quiso seducirlo, pero el príncipe la rechazó. Si fuera un personaje de nuestra época, le diría algo así: —¡Vea señora, es que usted es casi como mi mamá! ¡Esto no puede ser! —le dijo apartándola. Y entonces enfurecida ¡zas! lo convirtió en la Bestia.
Dieciséis años después, en 1756, su compatriota Jean-Marie Leprince de Beaumont, publicó una versión abreviada de la historia original, en la cual, tomó los aspectos más relevantes convirtiéndola en un cuento para niños de unas quince páginas.
Aquí se cuenta
la historia de un comerciante muy rico que tenía tres hijos y tres hijas. Los
varones eran estupendos. En cuanto a las hijas, dos de ellas eran muy
engreídas, petulantes, mientras que la tercera, por su belleza la llamaron Bella, era humilde y sencilla. Algo así
como la Cenicienta y sus dos hermanastras.
Las dos hermanas al tener tanta riqueza, gustaban de los vestidos costosos, las joyas, y la ostentación en general. Tenían varios pretendientes, quienes en realidad iban por su dinero. Quizás no les importaba, pero se daban el lujo de rechazarlos y no de muy buena manera: los humillaban. Eran toscas al hablar. Por su lado, Bella, quien leía mucho, sabía expresarse, entendía muy bien el propósito de estos oportunistas y, de manera muy inteligente, los hacía a un lado. Era muy dulce en el trato.
Sucedió
entonces un naufragio en el cual el padre perdió toda su mercancía y quedó
arruinado. En un abrir y cerrar de ojos, pasaron de ser ricos a pobres. Así
que, después de vivir en una casa muy lujosa tuvieron que mudarse a una humilde
casita en una zona rural. Las dos hermanas, a pesar de su nueva condición,
continuaron con la misma actitud, y claro, por nada del mundo iban a realizar
las actividades propias del campo: ordeñar vacas, cuidar gallinas, recoger los
huevos, alimentar marranos, ni mucho menos cultivar la huerta. ¿A quién le
tocaba hacer eso? A Bella, por supuesto, a ella no le importaba que ahora no fueran
adinerados. Era más buena que el pan recién horneado.
Unas semanas
después, el padre recibió una carta informándole que habían rescatado una parte
de los restos del naufragio. Lo invitaban a asistir a una reunión en el pueblo
para confirmar si parte de ese cargamento era de su propiedad y hacerle la
entrega correspondiente. Antes de salir les dijo a sus hijas que se antojaran
de algo para él traérselos. Las vanidosas le pidieron joyas y vestidos. Bella
le pidió una rosa.
Una vez
terminada la reunión, el señor estaba muy desconsolado, pues ninguno de los
artículos recuperados le pertenecía. Su regreso no fue fácil. Se enfrentó con
unos lobos que por poco acaban con su vida y finalmente terminó en un castillo
en medio de la oscuridad. Allí fue atendido sin ver a su anfitrión y disfrutó
de atenciones inesperadas: una cena abundante y deliciosa, una cama confortable
donde durmió profundamente, su ropa remendada y limpia, y un desayuno
exquisito, tan generoso como la cena de la noche anterior. Al salir del
castillo sin poder agradecer a nadie tanta hospitalidad, pasó por el jardín y
cortó una flor para cumplir el deseo de Bella. Justo en ese momento, apareció
la Bestia enfurecida porque le había robado una rosa y lo condenó a muerte.
De ahí en
adelante, los sucesos son muy conocidos y se haría muy extenso este texto para
contarlos hasta su final. Basta con mencionar que todas las versiones llevadas
al cine por la compañía Disney y
otras productoras, además de la gran variedad de publicaciones para niños,
audiolibros y cuenta cuentos, han sido basadas en la versión de Jeanne-Marie,
quien no solo plagió a Gabrielle-Suzanne, sino que también tomó varios detalles
del cuento La cenicienta.
De manera equivocada, se ha divulgado la idea de que la autora del cuento es Jeanne-Marie Leprince de Beaumont. Durante décadas, fue la única mencionada en libros, películas y adaptaciones teatrales. Pero no: la auténtica autora de La Bella y la Bestia es Gabrielle-Suzanne de Villeneuve, quien publicó la obra en 1740, dieciséis años antes de que la otra escritora la resumiera y adaptara para niñas de la nobleza.
Villeneuve, sin
embargo, escribió mucho más que un simple relato para entretener. La
Bella y la Bestia, no es solo un cuento de amor y transformación. Es una
crítica a los matrimonios por conveniencia, tan comunes en la Francia del siglo
XVIII, donde las jóvenes eran entregadas a hombres mayores y desconocidos, bajo
el pretexto del “deber familiar”. La
Bestia, en este caso, representaba ese destino temido por tantas
mujeres: una figura grotesca, sí, pero también una metáfora del miedo, la
sumisión y la resignación. Aquí está la clave del título de la historia que hoy
les presento.
Y ese “grito”,
lanzado hace casi tres siglos, sigue estremeciéndonos. Basta con mirar lo que
ocurre hoy en Colombia —y en tantos países de América Latina—, donde tantas
mujeres aún son víctimas de violencia intrafamiliar, atrapadas en relaciones perversas
y tóxicas, que muy a menudo, terminan con finales trágicos.
FUENTES Y REFERENCIAS
- Javier Ruescas. La bella y la bestia de Disney. Cuento real y origen. 5 de marzo de 2017. [En línea]. Última consulta 5/08/2025. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=0R3sMuQa2Y8
- Hypotheses.org. Madame Leprince de Beaumonont: escritora y educadora durante la ilustración. Actualizado 4 de junio de 2019. [En línea]. Última consulta 7/08/2025. Disponible en: https://bibulyon.hypotheses.org/12378?utm_source=chatgpt.com
Como siempre Juanca, tus cuentos e historias llenos de tanta realidad, que hacen que uno se sienta como si estuviera ahí!!
ResponderEliminarFelicitaciones, eres un gran escritor!!
Viejo Juan, en este escrito te puedo decir que es muy gratificante para mi el poder ,fuera de degustar un gran relato aprender de donde proceden estos cuentos. Cada día me maravilla ver como es mas limpia tu descripción de los acontecimientos que hacen que uno se aferre a tus escritos. Tienes el don de la escritura diáfana, pura y limpia. Gracias mil por tus escritos y relatos. Gran abrazo amigo del alma.
ResponderEliminarExcelente relato no tenía conocimiento de muchas cosas
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