Donde la gaita y el tambor se dieron la mano
Cuando hablamos de Caribe, por lo general,
pensamos en Cuba, Puerto Rico o en algunas islas vecinas. Sin embargo, Colombia
también es parte muy importante de esta región, tan rica en historias y sobre
todo en sabrosura musical. La folclorista colombiana Delia Zapata Olivella, en
su artículo La cumbia, síntesis de la nación colombiana, establece que
este término nació de la fusión de tres grandes culturas: la africana, la
indígena y la española.
En su texto cita a la Real
Academia Española, RAE, que menciona un vocablo cercano: cumbé, que
se refiere a "cierto baile de negros y el tañido que los acompaña".
También hace referencia a los cumbes, nombre que recibían los
negros que habitaban Bata en la Guinea continental española. De igual manera,
establece la diferencia entre cumbia y cumbiamba: la cumbia es el baile y la
cumbiamba el lugar donde se baila.
En el origen triétnico
antes mencionado, se identifican muy bien los tres integrantes. El tambor, de
raíces netamente africanas; la flauta, de herencia indígena; y el vestuario y
los coros, que corresponden al aporte hispánico posterior, porque inicialmente,
las cumbias primitivas eran solo un diálogo entre las flautas y los tambores.
Durante la Colonia en la
Nueva Granada, ese vergonzoso período de nuestra historia que fue la
esclavitud, el continuo contacto entre indios y negros en esa servidumbre
impuesta a sangre y fuego por los despiadados amos, terminó fusionando sus
expresiones musicales. De esta manera, se dio un acercamiento muy fuerte entre
el sonido melancólico de las gaitas o las flautas indígenas, con el ímpetu, la
alegría y la sabrosura del tambor africano. Ahí nació la cumbia, en palabras de
la autora, "que encarna el sentir de una caudalosa porción del pueblo
colombiano".
Con su caminar y
movimientos pausados, la mujer representa lo indígena; lleva en lo alto una
serie de velas o espermas encendidas, que le sirven no solo para alumbrarse
sino también para defenderse del asedio del hombre, quien simboliza lo
africano, con movimientos más fuertes, algunas piruetas, en un permanente
galanteo para conquistarla.
Los instrumentos
Son tres familias: las
gaitas, los tambores y las flautas. Existen dos tipos de gaitas. La gaita
hembra que tiene cinco orificios y registra la melodía. La gaita macho tiene
un orificio y marca el compás, acompañado de una maraca de origen indígena.
Cada gaita lleva en la
parte superior una cabeza de cera y carbón de madera, y una ranura por donde se
impulsa y se aspira el aire. Esta ranura se elabora del tronco de una pluma de
pavo o pato.
Los tambores principales
son dos. "El mayor", de unos 70 cm de alto, marca la melodía con la
gaita hembra, y "el llamador" más pequeño, acompaña a la gaita macho
con el compás.
La caña de millo es el
instrumento principal. Se trata de una flauta pequeña, de unos 30 cm de largo.
Se interpreta transversalmente. En un extremo tiene cuatro orificios y en el
otro una pequeña lengüeta de 3 cm de largo, ligeramente levantada por una hebra
de hilo un poco grueso, por donde se impulsa el aire.
Se acompaña con tres
tambores. Uno de doble repercusión, de origen indígena y dos iguales a los
descritos en el conjunto de gaitas, el mayor y el llamador. Su sonido se
complementa con un guache de guadua o bambú. El guache es un cilindro que tiene
entre 30 y 40 cm de largo, y unos 9 cm de diámetro. En su interior contiene
semillas. Al sacudirlo, produce un sonido muy particular.
El acordeón, el viajero
europeo que llegó par quedarse, se acompaña de una pequeña caja y una
guacharaca. Este instrumento se originó en las comunidades taironas en la
Sierra Nevada de Santa Marta, para imitar el canto de un ave: la guacharaca.
Originalmente se elaboraba de caña de playón o madera. Tiempo después se volvió
célebre, cuando fue adoptada en las filas del vallenato.
De Cartagena a la montaña
La cumbia nació en
Cartagena, pero pronto emprendió viaje: se extendió por los pueblos de Bolívar
y Córdoba, cruzó las sabanas, remontó el valle del Sinú, llegó a Atlántico y
Magdalena, y desde ahí comenzó a conquistar el inmenso valle de río Magdalena
hasta llegar a Honda, donde el río se vuelve rápido y poderoso. También el
norte de Antioquia, por el Bajo Cauca y el Nechí. Los "bajeros"
eran descendientes de africanos esclavizados, y fueron quienes llevaron el
ritmo a las montañas. Tomás Carrasquilla, en La marquesa de Yolombó,
escribió con maestría sobre aquella música de gaitas, tamboriles y candela, que
alumbraba las noches de este maravilloso baile.
De Colombia para el mundo
Durante las décadas de los
años 40 y 50, fue acogida por los grandes artistas de la época, como Lucho
Bermúdez y Pacho Galán, quienes la incluyeron en sus composiciones, y amenizó
las grandes fiestas que se realizaban en los lugares más importantes de
Colombia.
Años después, Totó la
Momposina y su grupo la llevó por el mundo. Aniceto Molina la dio a conocer en México
y Centroamérica, con mucho éxito, incluso, le compuso algunos temas a su
público local, y luego se consolidó como un ídolo de la cumbia en estos
territorios.
Por su parte, La Sonora
Dinamita también la llevó a México, con gran repercursión, abriéndole el camino
a nuevas agrupaciones. Su legado ha llegado hasta nuestros días, tal es el caso
de Los Ángeles Azules, que la interpretan con nuevo estilo y sin perder su
esencia.
La pregunta es: ¿por qué
tuvo tanto éxito la cumbia en México, un país con tantos ritmos musicales? El
hecho es que, los ritmos mexicanos no tenían el ingrediente fundamental de la
cumbia: el baile. Como si fuera poco, la música norteña también recibió
influencias de la cumbia.
Cuando llegó al Perú, se
encontró con un país que estaba construyendo su propio rock local, por eso allá
le cambiaron el sonido del acordeón por el de la guitarra eléctrica y fue
bautizada con el nombre de chicha. Continuando hacia el sur, en Argentina, se
convirtió en la voz de los marginados, allí la llamaron cumbia villera. En
Chile y Bolivia, le agregaron los sonidos de instrumentos andinos.
A mediados de la década del
90, apareció la tecnocumbia con mucho impacto en Perú, expandiéndose de igual
forma por varios países de América Latina. Un gran referente de este movimiento
fue Selena Quintanilla, quien alcanzó gran éxito en México y Estados Unidos. En
2022, el gobierno colombiano declaró la cumbia tradicional del Caribe como
patrimonio nacional.
Después de este amplio
panorama, podemos afirmar que la cumbia es el ritmo de mayor influencia
histórica; basta observar el inmenso recorrido que hizo. Esta música, que nació
en Cartagena, a orillas del río Magdalena, con el sonido de sus gaitas,
tambores y flautas, es el reflejo vivo de nuestro propio mestizaje. Conocer
toda esta alquimia de saberes debe hacernos sentir profundamente orgullosos de
ser colombianos. Un gran aplauso para nuestra cumbia, tan llena de
ancestralidad y sabrosura.
FUENTES Y REFERENCIAS
- ZAPATA OLIVELLA, D. (1962). La cumbia, síntesis de la nación colombiana. Reseña histórica y coreográfica. Revista Páginas de Cultura.
- Wikipedia.org
- BLU RADIO. Colombia declara la cumbia tradicional del Caribe como patrimonio nacional. 18 de octubre de 2022. [En línea]. Última consulta. 10/10/2025. Disponible en: https://www.bluradio.com/hjck/colombia-declara-la-cumbia-tradicional-del-caribe-como-patrimonio-nacional-cb20
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