Mi encuentro con don Quijote

Por estos días, terminé de leer El ingenioso hidalgo don quijote de la mancha, escrito en castellano original del Siglo XVII. Una labor bastante ardua por cierto, dada su extensión que supera las ochocientas páginas, con un tamaño de letra muy pequeña, como el de las enciclopedias antiguas, donde se consultaban las tareas del colegio.

La versión que leímos quienes éramos adolescentes en los 80's o quizás una generación atrás, fue algo muy reducido, casi como un libro de bolsillo, con unos pocos capítulos, que de una manera muy breve nos daba una ligera idea del Quijote, lo cual nos permitía también, ser la base para la elaboración de algunos trabajos o exposiciones escolares. Pero todo esto es muy compresible, pues en aquellos tiempos, no contábamos con la edad suficiente para leer la obra completa.



El capítulo más recordado, sin lugar a dudas, es la aventura con los molinos de viento. Una infinidad de dibujantes de diversos países a lo largo de cuatro siglos, ha desbordado su imaginación para engalanar este suceso con sus ilustraciones lo mejor posible, logrando de esta manera convertir cualquiera de estos dibujos en el símbolo de la obra.

En la segunda parte hay un ingrediente que me sorprendió muchísimo. Resulta que varios personajes que van apareciendo a lo largo de la historia, le cuentan a don Quijote sobre la existencia de la publicación de la primera parte del libro. Incluso en su paso por Barcelona, llega a una imprenta donde se encuentra de primera mano con el documento impreso. Los ánimos se caldean al máximo, cuando en una venta donde se hospeda para descansar, escucha a otros dos huéspedes del lugar, don Jerónimo y don Juan, hablando sobre el tema, y uno de ellos le manifiesta al otro su disgusto porque el escritor "pinta a don Quijote ya desenamorado de Dulcinea del Toboso". De inmediato don Quijote confronta todo indignado y casi gritando a quien que se ha atrevido a decir "semejante despropósito", pues dentro de su imaginario, dentro de su locura, el amaría hasta la muerte a la dueña de su corazón e inspiración de todas sus aventuras. Se trata entonces de un elemento de ficción dentro de una obra de ficción. Esto es algo extraordinario, absolutamente novedoso para la época en la que fue escrito, y que en últimas, evidencia aún más la grandeza de Miguel de Cervantes Saavedra.

Después de plasmar muchas y divertidas situaciones de don Quijote y Sancho Panza por algo más de setenta capítulos, incluyendo su participación en la batalla de Lepanto, la pluma exquisita de Cervantes nos lleva a su regreso a casa: "en aquel lugar de la Mancha donde él no quiso acordarse". Ya en su cama, nuestro famoso hidalgo duerme durante seis horas seguidas, al cabo de las cuales ya no despierta don Quijote sino don Alonso Quijano, completamente lúcido, restablecido de su locura, y absolutamente convencido de que las lecturas de caballeros andantes le hicieron perder la razón y de que todo lo narrado allí era pura fantasía. En medio de las calenturas que comienza a sufrir, siente que ya no le queda mucho tiempo en este mundo, y por eso pide ayuda a sus amigos, el cura, el barbero y el bachiller, para poder dictar su testamento. Unas horas después de que el escribano registra su última voluntad llega al final de su vida.

¿Qué me dejó el Quijote? Me dejó una obra maravillosa, cuyos personajes en su mayoría son campesinos, comunes y corrientes, quienes viven unas situaciones muy simpáticas, muy divertidas. En algunos capítulos de la primera parte, la lectura se torna un poco pesada, porque se presentan varias reflexiones muy profundas, por ejemplo sobre las letras y las armas, o sobre la comedia. Pero en general es una lectura fresca, muy agradable y fácil de digerir. Cada capítulo a pesar de parecer como pequeños cuentos independientes, va finamente enlazado como en filigrana a la totalidad de la novela. También se aprecia la evolución muy elaborada de principio a fin de don Quijote y Sancho Panza. Por otro lado, quedé muy sorprendido por la inmensa cultura que tenía el autor. Sabía latín, tenía grandes conocimientos de mitología griega, de mitología romana, de historia antigua, literatura clásica, leyendas medievales, y por supuesto de novelas de caballeros andantes, sobre las cuales se inspiró para burlarse de ellas. Todo esto se refleja principalmente, en muchas de las explicaciones que le da don Quijote a su fiel escudero, mientras recorren los polvorientos caminos en la historia al lomo de Rocinante y el rucio.

Para finalizar quiero dejarlos con el epitafio que le escribe su amigo, el bachiller Sansón Carrasco, un homenaje muy bonito que vale la pena resaltar:

Yace aquí el Hidalgo fuerte
que a tanto extremo llegó
de valiente, que se advierte
que la muerte no triunfó
de su vida con su muerte.
Tuvo a todo el mundo en poco;
fue el espantajo y el coco
del mundo, en tal coyuntura
que acreditó su ventura,
morir cuerdo y vivir loco


FUENTES Y REFERENCIAS

MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA. (1982). El ingenioso hidalgo don quijote de la mancha. Editorial Espasa-Calpe, S.A. Madrid (España).



Comentarios

  1. Querido JUAN, nuevamente gracias por compartirme tus escritos. Un gusto leerlos, y como tu comentas lo que leímos allá en nuestros años mozos e inmaduros no nos permitió disfrutar de tan grande creación.

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  2. Me alegra que te haya gustado mi relato. Gracias por tus palabras.

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