Quino, ¡muchas gracias!

A los tres años de edad, sus padres lo dejaron al cuidado de su tío Joaquín Tejón y una noche del año 1935 quedó hipnotizado cuando vio el primer dibujo de su vida. Su tío había dibujado con lápiz azul un caballo y aquel instante se convirtió para Joaquinito Lavado en algo que lo marcó para siempre, fue casi como una experiencia religiosa. Como lo expresaría en una entrevista unos años más tarde, "...a los tres años dibujé a mi tío. Descubrí que de algo tan simple como un lápiz, podían salir personas, caballos, trenes, montañas... un lápiz es algo maravilloso". Unos meses después Joaquinito, a quien para diferenciarlo de su tío comenzaron a llamarlo Quino, fue sorprendido cuando dibujaba rostros en la mesa del comedor, una tabla de madera de álamo. Su madre se enfadó, pero no por mucho tiempo. Llegaron a un acuerdo. Lo dejaría dibujar sobre la mesa, siempre y cuando la lavara después con agua y con jabón.


En la escuela prefería dibujar que estudiar. La gramática y la ortografía no se la llevaban bien con él, al punto que cuando empezó a dibujar a Mafalda, compró un curso de redacción para no equivocarse en los diálogos de sus personajes. Según nos cuenta Daniel Samper Pizano en el prólogo de Mafalda completa, en sus 1.928 tiras que llegó a publicar, solo aparecen dos faltas de ortografía: un echar con h, "mi papá los va a hechar de menos", y un exige con j, "esta vida moderna exije juegos cada vez más breves".

A la edad de trece años en 1945, decidió entrar a la Escuela de Bellas Artes, pero cuatro años después "cansado de dibujar ánforas y yesos" se retiró. Decidió que lo suyo era ser dibujante de humor. Por aquel entonces conoció el trabajo de dos dibujantes franceses, Jean Maurice Bosc e Ivan LeLouarn Chaval, quienes hacían humor mudo y surrealista. Ellos lo influenciaron muchísimo. A los dieciocho años se trasladó para Buenos Aires en busca de cumplir su sueño. Fue una época muy dura en la cual contó con la ayuda económica de su hermano. En 1954 publicó su primera página de dibujos en la revista Esto es. A partir de este momento empiezan a aparecer en varias revistas, y a lo largo de cinco años, una caricatura diaria en el periódico Democracia. En 1962 realizó su primera exposición en una galería de Buenos Aires.

Es por aquellos tiempos cuando surge un trabajo comercial. Tenía que inventar una caricatura, para promocionar una fábrica de electrodomésticos. Los dibujos no debían hacer mención a la marca, Mansfield, pero era condición que algunos de sus aparatos aparecieran en la escena, y que los nombres de los personajes empezaran con la letra M. Quino había visto en la película argentina Dar la cara, a una niña llamada Mafalda, y utilizó este nombre para el personaje principal de su historieta. Miguelito y los padres de Mafalda completaban el elenco inicial.

Los dueños de la agencia de publicidad finalmente rechazaron su trabajo y Quino archivó las seis o siete muestras que había realizado. Miguel Brascó, era el dibujante de la sección humorística de la revista Le Plan y fue quien lo había recomendado con la agencia. Cuando vio los dibujos quedó encantando; se los compró y los publicó en su espacio en la revista. Mafalda fue publicada por primera vez el 25 de septiembre de 1964. Todo parecía que iba a terminar ahí, cuando Brascó presentara la última viñeta, pero sucedió que alguien que trabajaba en la revista Primera Plana las vio y le parecieron fantásticas; se puso en contacto con Quino y empezaron a aparecer de manera semanal en esta publicación. El éxito fue impresionante. Joaquín Salvador Lavado Tejón, el chico tímido nacido en Mendoza, el hijo de inmigrantes andaluces, jamás se lo imaginó. A partir del año siguiente debía realizar una historieta diaria. El 29 de marzo de 1965, Manolito Goreiro hizo su aparición en el mundo de Mafalda y el 6 de junio de este mismo año le tocó el turno a Susana Clotilde Chirusi, la inolvidable Susanita.

Como en toda creación literaria, el personaje de Mafalda fue evolucionando a lo largo del tiempo. Al principio era una niña que iba a la escuela y que hacía preguntas incómodas para todo el mundo, pero más adelante se convirtió en la voz de la sensatez. Le encantan Los Beatles, está en contra de la guerra del Vietnam, pide a gritos por la paz mundial y odia la sopa. Estas son sus características más definidas. Se destaca que ella no opaca a los demás personajes. Cada uno de sus amigos tiene lo suyo, tiene su tumbao. Pero Mafalda era Mafalda. Al igual que PeanutsCharlie Brown y sus amigos, Mafalda no es una tira cómica para chicos, a pesar de que sus personajes son niños. El tipo de humor está dirigido a los adultos, en donde más que chistes son epigramas o reflexiones muy breves que expresan un pensamiento satírico muy agudo.
En el mundo de Mafalda, Quino nos cuenta todo lo que está pasado en su época, la convulsionada década de los años sesenta; la guerra fría; los viajes espaciales; Cuba y la guerra del Vietnam. Por eso cuando el 25 de junio de 1973, ella y sus amigos se despidieron para siempre de sus lectores, fue porque los tiempos habían cambiado y él ya no tenía más que decir. El universo de sus personajes, ya no encajaba en los nuevos vientos que soplaban en Argentina y en el planeta en ese momento. Sin embargo, dada la belleza de su creación, se convirtió en algo eterno que nunca pasa de moda, en otras palabras, en un clásico.

La popularidad que alcanzó a nivel internacional, se dio porque a partir del año 1966 empezaron a publicarse los libritos donde se recopilaban todas las historietas difundidas a través de diversas revistas y periódicos. En un principio lo hizo la editorial de Jorge Alvarado desde el No. 1 al No. 5. Como dato curioso, luego de salir al público el Libro No. 1 en dos días se vendieron 5.000 ejemplares. En el año 1970 lo continuó haciendo la Editorial La flor desde el No. 6 hasta el No. 10 que fue el último. De esta forma ingresó a las librerías de toda América Latina y unos años más tarde fueron traducidos al portugués y al italiano, de tal manera que pudieron ser exhibidos también en las estanterías de Brasil, Portugal e Italia. El éxito editorial fue impresionante. Se conocen anécdotas en las que los distribuidores en los quioscos en Buenos Aires, se peleaban por tener primero los libritos. La noche anterior a la aparición oficial de una nueva edición, sobornaban a los cuidadores de los talleres de encuadernación para ser los primeros en tener los ejemplares.

Con el paso de los años, Quino continuó haciendo su humor mudo y cada vez era más mordaz en sus murales gráficos. Ponía a pensar a la gente. Recuerdo mucho en los años ochenta, las "Lecturas Dominicales" del periódico El Tiempo, en donde ocupando toda su última página, estaban siempre sus dibujos. Cada domingo nos sorprendía con algo diferente. Nos hablaba sobre la censura, el consumismo, el poder, el medio ambiente, y muchos temas más. Varios años después, llegaron los reconocimientos internacionales. Entre ellos, en el 2014, recibió la Orden Oficial de la Legión de Honor, la honra más importante que el gobierno francés le concede a un extranjero; y en España, el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. El 30 de septiembre de 2020, el papá de Mafalda nos dijo adiós para siempre. Desde mi zaguán quiero decirle con toda mi admiración, ¡gracias maestro por habernos enseñado a ver el mundo con una mirada diferente!

FUENTES Y REFERENCIAS


Comentarios

  1. Excelente, nos deleita contándonos afectas de un personaje que aunque todos conocemos, se nos escapan este tipo de detalles.

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  2. Excelente recorrido por este personaje que nos hace reflexionar de nuestra cultura en América Latina

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  3. Ana Milena Acevedo24 de mayo de 2024, 9:57

    Muy buena reseña, me gustó la investigación relizada

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  4. Excelente crónica de uno de los más grandes caricaturistas del mundo : Quino y su personaje Mafalda , quien nos hizo reflexionar sobre las cosas profundas de nuestro planeta..

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  5. Muchas gracias Don Juan Carlos,por darnos a conocer quien esta detras de la Maravillosa Mafalda.

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