Ratatouille


La mente, chita, la loca de la casa, es algo increíble. Por ahí leí alguna vez, que hay algo que se llama "la memoria gustativa", y es cuando el sabor de ciertos alimentos o preparaciones te transportan al pasado, a la época en la cual, los probaste por primera vez, incluso, el efecto funciona también con el sentido del olfato.

Hace unas semanas, quizás cuatro o cinco, fui a una panadería de mi barrio, donde con cierta frecuencia, acostumbro a comprar algunos antojos. Desde hace varios meses, venía observando una bandeja con una buena cantidad de unidades de "peras", muy común en nuestra pasterlería tradicional colombiana. No sé por qué motivo no había comprado antes. El hecho es que esa tarde de sábado finalmente me antojé de una.

Me la vendieron en una servilleta. Al salir del lugar comencé a comerla, e inmediatamente me trasladé a mi infancia, diez o doce años, en la tienda del Colegio Champagnat de Popayan, comprando y disfrutando una igual. Hacía muchísimos años que no comía una de ellas. Fue una sensación maravillosa. Una energía inmensa me envolvió todo el cuerpo y me ericé. Fue lo mismo que vivió el personaje Ego, el arrogante y presumido crítico de cocina, cuando en el restaurante donde el verdadero chef era un ratoncito, le llevaron un plato de Ratatouille, que es un estofado de diferentes hortalizas típicas del sur de Francia.

En seguida, Ego se vio a sí mismo, sentado en una mesa siendo niño, y su madre con mucho amor, le servía un plato igual. En el entorno se muestran las condiciones de pobreza en las que vivían. Por supuesto, las lágrimas fueron inevitables. Esta escena hace parte de la exitosa película Ratatouille de Disney. Esa tarde fue memorable para mi. Experimenté mi Ratatouille. Me llené de una felicidad grandísima y disfruté al máximo hasta la última borona de este postre. Al igual que el personaje, se me humedecieron los ojos por la nostalgia y la alegría que sentí al mismo tiempo. Toda una montaña rusa de sensaciones.









Comentarios

  1. Hermoso relato que a todos nos trae a la memoria algún recuerdo, ya sea por la bien lograda película animada o,como a mi, el recuerdo del último abrazo de mi madre. Gracias Juan Carlos!

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  2. Jajaja claro q si y tu relato me ha trasportado a mi !! Precisamente todos los mecatos de una cafeteria de colegio son recuerdos inolvidables vienen cargados de esas pilaturas de esos años maravillosos, gracias mi juanca por hacerme llegar a ellos.

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  3. Que belleza de relato Juanca, me trasladé al igual que tú a la época de colegio, de panaderías del barrio, de compartir con los amigos una de eses en casa con un vaso de coca cola jejejeje!! Me encantan tus historia Juanca

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  4. Gracias Juan, por esa remembranza, y que tal recordar el "mecato" que en nuestras épocas disfrutábamos, que generalmente era deliciosamente artesanales.

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  5. Me gusta tu forma de contar historias, las haces vivir.

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