Ricaurte no murió en átomos volando

En estos tiempos de pandemia sigo sorprendiéndome con las lecturas que me he encontrado relacionadas con la independencia. La que más me ha impactado sin lugar a dudas, es la historia de Antonio Ricaurte. A todos los de mi generación y a las generaciones que nos precedieron, en el colegio nos enseñaron que durante la batalla de San Mateo para evitar que los realistas ganaran, incendió la bodega donde se encontraba almacenada toda la pólvora de los patriotas, muriendo en el acto tras la explosión y abrazando la gloria eterna, tal y como reza nuestro himno nacional, Ricaurte en San Mateo, en átomos volando, deber antes que vida, con llamas escribió.

Óleo de Pedro Alcántara Quijano. Fuente: eltiempo.com

Pero las cosas al parecer no sucedieron así, esta historia se la inventó Bolívar para subirle la moral a sus tropas y meterle miedo a sus enemigos españoles. Así quedó registrado en un libro que se llama Diario de Bucaramanga, escrito por Luis Perú de Lacroix, un francés quien en 1828 acompañó al Libertador en Bucaramanga como su edecán, hasta la disolución de la Gran Convención de Ocaña. Las palabras de Bolívar son las siguientes.

Ricaurte, otro granadino, figura en la historia como un mártir voluntario de la libertad, como un héroe que sacrificó su vida para salvar la de sus compañeros y sembrar el espanto de los enemigos; pero su muerte no fue como aparece, no se hizo saltar con un barril de pólvora en la casa de San Mateo, que había defendido con valor; yo soy el autor del cuento; lo hice para entusiasmar a mis soldados, para atemorizar a los enemigos y dar la más alta idea de los militares granadinos. Ricaurte murió el 25 de marzo del año 14 en la bajada de San Mateo, retirándose con los suyos; murió de un balazo y un lanzazo y lo encontré en dicha bajada tendido boca abajo, ya muerto, y las espaldas quemadas por el sol.

Por supuesto, tras publicación de la primera edición del libro realizada en París en 1912, las Academias de Historia tanto de Venezuela como de Colombia pusieron el grito en el cielo, no dando crédito a las palabras expresadas por el Libertador en este libro, considerando que Lacroix había mentido, pues esta declaración acababa por completo con la reputación alcanzada por Antonio Ricaurte.

¿Qué idea nos genera el relato que nos enseñaron en el colegio? Pues que al prender la mecha y volar con todo ese polvorín, su cuerpo quedó totalmente desintegrado bajo los escombros de la casa. Al conocer el testimonio de Bolívar la desilusión es muy grande. Una confesión de esta naturaleza, de un plumazo te desbarata el respeto y la admiración que desde niño tenías sobre un héroe o casi un superhéroe. En el proceso de búsqueda de nuevas fuentes para escudriñar más sobre el tema, me encontré con un análisis realizado a la versión del Diario de Bucaramanga, el cual fue publicado en 1968 en uno de los Boletines Culturales de la biblioteca del Banco de la República. Ahí se registran las palabras del oficial granadino Tomás Gutiérrez, compañero de Ricaurte, quien menciona que luego de estar luchando por un período más o menos de un mes, en uno de los combates Ricaurte incendió el parque y que con la ayuda de otros patriotas recogieron sus restos y le dieron sepultura en la iglesia del pueblo de San Mateo. Pero sobre su funeral no existe ningún documento o acta parroquial que pueda confirmar lo expresado por Gutiérrez.

Todo esto despertó mi espíritu detectivesco, en tal sentido que decidí consultar el tema a una médica de la familia y a otra médica amiga. La pregunta concreta fue ¿cuál sería el efecto de la explosión de la pólvora sobre el cuerpo de la persona? Las respuestas coincidieron en que dependía del tipo de carga. El cuerpo puede quedar desintegrado y calcinado al utilizar una cantidad grande. Si se trata de una carga pequeña puede quedar desmembrado.

De acuerdo con consultas realizadas a otras fuentes, lo cierto es que efectivamente la casa de San Mateo explotó en su totalidad. Por otro lado, al tratarse de un lugar estratégico, que como bien lo expresa Bolívar, Ricaurte había defendido con valor, no podía tratarse de uno o dos barriles de pólvora, la cantidad debía ser grande, por lo cual, al explotar literalmente no habría quedado un cuerpo ni mucho menos partes de el.

Según lo expresado por el reconocido y genial periodista Daniel Samper Pizano en una entrevista radial, en este período en particular, "hay héroes verdaderos que no se conocen y hay muchos héroes conocidos que no son tan verdaderos". Y esto sencillamente porque la historia ha sido contada por quienes ganaron las batallas, con propósitos políticos bien definidos y que a la vez forman parte de la élite dominante. En conclusión, Ricaurte no murió en átomos volando en San Mateo.


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