Simón el mago

Fuente de la imagen: universocentro.com
De Tomás Carrasquilla no sabía nada. Quizás un recuerdo muy remoto de los tiempos del colegio, cuando el profesor de literatura en alguna clase lo mencionó como un gran escritor colombiano. Escasamente su nombre. A principios de abril de 2024, en el programa Los informantes, dieron a conocer la dispendiosa labor realizada por científicos de la Universidad de Antioquia y un par de invitados internacionales, quienes, tras la exhumación de sus restos, realizaron una osteobiografía del autor antioqueño. Esto es, que, tras el estudio minucioso llevado a cabo, determinaron las enfermedades que sufrió durante toda su vida. Dentro de este especial, contaron unos pocos detalles de su biografía y nombraron algunas de sus obras. Fue entonces cuando me picó la curiosidad por leer alguna de ellas, y me decidí por Simón el mago, que fue una de las mencionadas.

El cuento lo narra el protagonista, Antonio, un niño de diez años, el benjamín, el hijo menor de la familia, quien por haber nacido "enclenque y enfermizo", como el mismo se describe, está siempre al cuidado de Frutos, la negra empleada del servicio de la casa. Ella lo sobreprotege de tal manera, que se convierte en un malcriado, y hace de las suyas cada vez que le niegan uno de sus caprichos. Arma tremendos berrinches. En ocasiones golpea su cabeza contra todo lo que encuentra, y otras veces lanza unos alaridos impresionantes.

Frutos, quien en realidad se llama Fructuosa Rúa, cuando terminó la esclavitud, se fue a disfrutar de su libertad. Años después regresó al pueblo y se volvió encontrar con Anita. A ella la había criado. Más adelante, ingresó a trabajar en su casa como sirvienta y encargada de la crianza de sus hijos. Así las cosas, Anita es la mamá toñito y Frutos debe rondar los sesenta y pico de años.

A medida que el chico crece, cambian también los cuentos de Frutos. Comenzó por contarle historias de milagros de santos y ánimas benditas, con las cuales, se entusiasmó mucho. Pero poco a poco le llegó el turno a los cuentos de brujas y duendes, y ahí fue lo máximo para el niño. Como ella lo había criado, su palabra tenía un peso muy grande para él. Era casi como la palabra de Dios. De tal manera que en su imaginario, todo lo que Frutos le contaba era absolutamente cierto. Un día le preguntó cómo podría convertirse en brujo. Luego de un largo silencio, en voz baja como revelando un gran secreto, le explicó cómo era el ritual.

Primero tenía que untarse aceite en todas las coyunturas, quedándose solo con la camisa puesta. Después debía ubicarse en una parte alta. Una vez ahí, tenía que abrir muy bien los brazos como para volar, y luego con mucha fe, afirmar tres veces que no creía en Dios ni en la Santa María. Por último, lanzarse al aire y comenzar a volar. El niño aterrado le preguntó que si no había peligro de caerse. Ella le aseguró que no. Se obsesionó con la idea de convertirse en brujo, y junto con Pepe Ríos, su compinche, se pusieron de acuerdo para llevar a cabo esta aventura. El sitio alto que eligieron fue el techo del chiquero, la guarida del marrano, en el solar de la casa de Antonio.

Sucedió un domingo por la noche, cuando doña Rita, la mamá de Pepe, y sus hijas, estaban jugando lotería en la casa de Toñito. Después del estruendo fue la locura total. Sus hermanas lo recogieron. Cuando lo entraban a la casa, gritaban que el niño se había muerto. Luego se dieron cuenta que estaba vivo. Mostraba rastros de sangre en su cara. Olía inmundo, apestaba. Tenía lodo del chiquero pegado en todo su cuerpo, incluso hasta en el cabello. Después de que lo bañaron con jabón de la tierra y lograron quitarle toda esa inmundicia, su papá llegó y le dió una juetera impresionante. Frutos intentó defenderlo, pero el señor la agarró del cabello y la arrastró con mucha furia, provocando que ella terminara rodando por el suelo entablado. Por su propia inciativa, se fue de la casa echando maldiciones. Al final aparece doña Rita, describiendo con lujo de detalles todo lo que sucedió, gracias a que Pepe, quien también recibió un castigo ejemplar, no tuvo más remedio que contarle a su mamá cómo planearon y ejecutaron todo.

Es una historia encantadora por la forma como Carrasquilla elabora los diálogos de los personajes y narra los acontecimientos. Me quedó la sensación de así hablaban las personas en el siglo XIX. Creo que él no solo fue un excelente escritor, gran maestro de la pluma, sino que también escuchaba muy bien y memorizaba cómo hablaba la gente, y eso lo transcribió en este cuento. Quizás hizo lo mismo en todas sus novelas y relatos.

FUENTES Y REFERENCIAS



Comentarios

  1. Cómo siempre Juan Carlos, es muy agradable leerlo y hay algo más en sus escritos, genera la curiosidad por conocer las historias que son su fuente, en este caso a Simón el mago.

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  2. Excelente como siempre Juan Carlos, me encantan leer tus historias!!!

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  3. Si, asi es, totalmente de acuerdo con tu comentario
    Consuelo Ghitis

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  4. Juan Carlos, excelente resumen de tan grandiosa obra, felicitaciones y gracias por compartirla.

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